En ocasiones cuando se habla de eficiencia energética el debate se desvía exclusivamente hacia el uso de energías renovables frente a las no renovables. Evidentemente, el futuro y presente de nuestro planeta pasa por el uso de las energías renovables, pero también por el concepto de máxima eficiencia energética.
¿Qué es la eficiencia energética?
La eficiencia energética consiste en el grado de aprovechamiento de la energía empleada para producir un trabajo u otro tipo de energía, por ejemplo convertir energía eléctrica en calor para el caso de calefacción eléctrica. Así, si pensamos en una cámara frigorífica, la mayor eficiencia energética hace referencia a la capacidad de enfriar y mantener ciertas condiciones de temperatura con la menor cantidad de energía eléctrica de consumo.
La eficiencia energética tiene dos componentes principales en los que se trabaja al unísono para obtener un máximo rendimiento de la energía con un mínimo de pérdida:
- Los aparatos y tecnología utilizados para generar la nueva forma de energía (electricidad-calor (calefactores), electricidad-frío (aires acondicionados), viento-electricidad (aerogeneradores), energía solar-energía eléctrica (energía solar fotovoltaica), etc.
- Las estructuras y medidas que permiten el mantenimiento de las condiciones alcanzadas. Por ejemplo, tenemos un aparato de aire acondicionado muy eficiente pero el aislamiento de las ventanas está en malas condiciones y se pierde el frío. Por muy bueno que sea el aparato el sistema completo será poco eficiente.
La eficiencia energética es fundamental tanto en la industria como en la vida doméstica. Mejorar la eficiencia energética requiere de una serie de actuaciones que pueden implicar un importante coste económico inicial y que por tanto frene su acometida. Sin embargo, las mejoras en eficiencia energética siempre serán rentables a medio y largo plazo con la disminución de consumo que vendrá asociada. Además, para una empresa o industria, esto puede ser considerado como una demostración de su compromiso de respeto y cuidado por el medio ambiente y ser un valor añadido de cara a la valoración por sus clientes.
Desde las Administraciones se han puesto en marcha medidas para concienciar de la importancia de la eficiencia energética en los hogares. Por ejemplo, mediante subvenciones para mejoras y obras de aislamiento de viviendas; o con la obligatoriedad de que una propiedad que se quiera alquilar o vender tiene que contar con su certificado energético en el que se valora precisamente dicha eficiencia energética, y que por tanto, puede repercutir en el valor de la vivienda. También existe normativa europea que obliga al desarrollo de medidas de ahorro energético en la industria. Así, existen planes de ayuda y subvenciones para la mejora de la eficiencia energética y promover el uso de energías renovables en empresas e industrias. Se trata de diversas actuaciones que incluyen planes de ayuda, prinicpalmente de tipo económico y financiero, aunque también ofrecen formación y asistencia para incrementar la eficiencia energética en diversos sectores económicos.
Cada vez contamos con mayor conocimiento e información para valorar la eficiencia de equipos y aparatos (un ejemplo son las etiquetas energéticas obligatorias en toda la Unión Europea). La eficiencia energética es un concepto que todos debemos tener presente en nuestro día a día; ya sea desde un punto de vista particular en nuestros hogares como desde los distintos sectores productivos de la sociedad.
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