Las torres de refrigeración requieren de un correcto mantenimiento para garantizar su seguridad. Pero no solo para eso, ya que lo conveniente es que ofrezcan en todo momento un óptimo rendimiento energético que no dispare nuestra factura energética. Para ello es crucial que no descuidemos durante todo el año las labores destinadas a preservar ambos puntos, contando con profesionales que permitan que nuestros equipos funcionan correctamente. Hoy día estas torres incluyen numerosas mejoras destinadas a eliminar las condiciones que favorecen la multiplicación de bacterias, así como a minimizar el arrastre de aerosoles de agua en la descarga del aire de los equipos. Pero ello no sustituye las revisiones.
Hay un peligro añadido como es el de que puedan alojar la bacteria de la legionela, un problema que vemos en los medios de comunicación asociado a estos sistemas y que con el oportuno mantenimiento no pasa de ser una noticia recurrente. Te ofrecemos cuatro claves para estar tranquilo con el funcionamiento de tus torres de refrigeración.
Sigue las recomendaciones de los fabricantes que señalan la periodicidad de controles y limpiezas, siempre realizadas por profesionales.
Ten en cuenta su vida útil, ya que, si tiene veinte años o más deberían ser renovados, tanto por su eficacia real como por la energética. Una maquinaria antigua puede convertirse en una ruina para la factura de la luz.
Vigila aspectos como el emplazamiento de la instalación ya que los equipos evaporativos no pueden situarse en zonas de paso para evitar que el aerosol que emiten pueda llegar a ser inhalado.
Combate la aparición de legionela con un exhaustivo control de la red de suministro de agua ya que es a través de ella como puede llegar a tu equipo. Es vital romper otros aspectos de la cadena que favorecen la aparición ésta, como el funcionamiento del equipo en condiciones incontroladas o la descarga de una corriente de aire con microgotas contaminadas.
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