Todos los días aparecen en informativos y diarios cuestiones relacionadas con la eficiencia energética y su influencia en el cambio climático. Pero, ¿Sabemos de lo que estamos hablando? El carácter limitado de las fuentes de energía tradicionales, su creciente precio y el gran impacto ambiental que producen, han obligado a los gobiernos a tomar medidas de las que los consumidores deben ser copartícipes.
La concienciación al respecto del usuario final es una clave muy importante en esta tarea. Todos debemos aportar nuestro granito de arena para optimizar el consumo energético, implementando medidas colectivas o individuales que minimizan las pérdidas de energía, consiguiendo ahorro, y ajustando el consumo a las necesidades reales. El objetivo de esta eficiencia pasa por reducir los gastos de energía en empresas y hogares, reducir los costes de producción, rebajar la dependencia exterior (España alcanza el 80 %), preservar los recursos naturales, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y paliar el acusado deterioro del planeta.
El uso racional de la energía es la base de la eficiencia, que atiende a la relación entre energía usada y energía prevista o necesaria. Utilizar menos energía para producir el mismo producto o servicio es el fin de la eficiencia energética, y es una meta que cada día más debemos imponernos como sociedad y como consumidor. Usar eficientemente la energía significa también no emplearla en actividades innecesarias ni derrocharla, y conseguir nuestro objetivo de producción en la empresa o de confort en el hogar con el mínimo de consumo posible.
El alumbrado con lámparas tipo led, el uso de motores de alto rendimiento y su ajuste de potencia a las necesidades reales, el cambio de calderas por otras más eficientes complementadas por la reutilización de los gases de escape o uso de paneles solares, y la modernización de los sistemas de climatización, son algunas opciones para que nuestro compromiso medioambiental pueda verse apoyado por acciones reales en nuestro día a día. Esta actitud puede complementarse con el uso de vehículos más eficientes y exentos de contaminación, ampliar nuestro uso de dispositivos de etiquetado eficiente y valorar cuánta energía y de qué tipo necesitamos realmente en nuestro día a día.
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