Y te preguntarás ¿La obsoqué? Pues la obsolescencia programada es la vida útil que le da una empresa a un producto. Cuando pasa ese periodo de tiempo, el producto en sí se volverá obsoleto. ¡Así, como lo oyes! Ese Smartphone de última generación que te has comprado terminará estando obsoleto algún día no muy lejano, y seguramente aún lo estarás pagando cuando eso ocurra.
¿Y por qué se creó la obsolescencia programada?
La obsolescencia programada se creó para que el consumidor se viera obligado a comprar un producto igual o similar al que tiene cuando este pasara el tiempo de vida útil. La mayoría de los productos están “programados para morir” y muchas veces cuando estos dispositivos mueren es más rentable adquirir uno nuevo que reparar el que ya tenemos. Esta obsolescencia programada asegura una gran demanda, por lo tanto la empresa obtiene más beneficio y una continua demanda.
Existen tres tipos de obsolescencia programada:
- Obsolescencia de función: este tipo de obsolescencia se da cuando sale a la venta un producto más avanzado, es decir con nuevas funciones.
- Obsolescencia de calidad: en este tipo de obsolescencia el producto después de tener cierto tiempo de uso empieza a presentar fallas y un mal funcionamiento.
- Obsolescencia de deseo: ocurre cuando sale a la venta un producto más avanzado y las personas cambian el que ya tienen, solo por cuestiones de estilos o moda.
Esta obsolescencia programada afecta a los consumidores de dos maneras, tanto a nivel económico como a nivel psicológico. Estamos en la sociedad de comprar, usar, tirar, comprar, usar tirar y así una y otra vez, como si fuera un ciclo, lo que hace que deseemos tener los últimos modelos de todos los productos que vemos. Por tanto la obsolescencia programada es un chollo para los fabricantes y empresas.
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