La aplicación de frío industrial en la industria agrícola es indispensable para que el producto llegue al consumidor con la mayor calidad y con todas sus propiedades intactas, así como para evitar cualquier problema que pueda acabar en una intoxicación. El avance tecnológico en este tipo de maquinaria ha sido muy importante en los últimos años, de manera que sus prestaciones cada vez son mayores y presentan múltiples novedades que hacen más seguro su trabajo y el tratamiento adecuado y provechoso de sus productos.
Es importante de entrada que las plantas frigoríficas cumplan con la protección del medio ambiente, un factor que se ha añadido y que cada vez preocupa más a empresarios y consumidores y que antaño producía indeseables contaminaciones. Otras cuestiones a tener en cuenta es el control permanente de temperaturas y de fugas mediante sistema de alarmas vía GSM/SMS, lo cual ayuda a evitar incidencias y parones que pueden afectar económicamente al productor. Hay que subrayar que la mayoría de estos dispositivos trabajan ya con programadores de alta tecnología, un funcionamiento táctil intuitivo que no requiere grandes esfuerzos de implantación y aporta un soporte telemático que pueda resolver dudas y contratiempos en tiempo real, de cara a evitar parones que pueden derivar en el deterioro de la cosecha y la consecuente pérdida de ingresos.
El frío industrial aplicado a la agricultura puede ser de refrigeración y congelación. El primero por encima de los 0º y el segundo bajo este límite, traduciéndose en la hibernación del producto y el agua que contiene, lo que conserva todas sus propiedades y permite su transporte a largas distancias. Es conveniente apuntar que la cadena de frío nunca debe romperse, por lo que el transporte en vehículos adaptados de alta tecnología permite que esto sea posible y que la ruptura no se produzca, conllevando ello el mantenimiento de calidad y la inexistencia de un deterioro microbiano que pueda ocasionar problemas de salud pública.
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